Salieron a bofetadas: Luis Enrique se encaró con Messi y le amenazó con echar a tres amigos del Barça

Salen a la luz los problemas que tuvieron en su etapa en Barcelona el argentino y el asturiano

En Barcelona, como en cualquier lado, han intentado tapar los trapos sucios, sobre todo aquellos que tenían algo que ver con Leo Messi. Contentar al argentino era el objetivo número 1, motivo por el cual le dieron el máximo poder para tener peso en la toma de decisiones. Hasta tal punto, que colocaba y echaba a los entrenadores a su antojo. Consiguió que Tata Martino se sentara en el banquillo, y no tuvo problemas en cargarse a Quique Setién.

Es cierto que con este último tuvo bastantes problemas, pero seguramente con el que peor lo pasó el rosario fue con Luis Enrique, con el cual salió a bofetadas, no literalmente. Los encontronazos entre ambos fueron algo común, no llegaron a entenderse nunca, y de hecho, estos días hemos conocido uno de los episodios más negros que vivieron. Lo ha confesado el propio jugador en la entrevista que concedió a Jorge Valdano para su programa.

En ella habló del cabreo que tuvo el argentino con su entrenador, a raíz de que no le pusiera de titular en el Clásico. Se recuperaba de una lesión y todavía no había cogido el ritmo suficiente para partir de inicio, pero quería jugar y el hecho de que le sentara en el banquillo fue algo que no le sentó nada bien y que enfrió sus relaciones, hasta el punto que cuando se marchó, Messi intentó convencerlo buscando limar asperezas.

Pero el ambiente ya estaba demasiado caldeado por algún episodio más. El actual seleccionador español, otra cosa no pero carácter ha demostrado tener, no quiso pasarle una e incluso llegó a encararse con él. Fue a la vuelta de Navidad, en un partido contra la Real Sociedad. Dentro de sus privilegios, Leo podía alargar sus vacaciones y llegó con el tiempo demasiado justo para preparar ese partido, lo que llevó a Luis Enrique a mandarlo al banquillo.

Otra suplencia más que no sentó nada bien a un jugador que quería jugar por decreto. Quería tener poder para elegir las alineaciones iniciales, con él siempre en ellas, pero con el asturiano, se encontró que eso iba a ser imposible. Y lo vio desde su llegada, donde le dejó claro que quien mandaba en el Barcelona iba a ser él, y no el rosarino, por mucho que desde la directiva le hubieran dado poderes para ser el líder del equipo más allá del terreno de juego.

Luis Enrique, una de las primeras decisiones que tomó, fue la de cargarse a Cesc y a Pinto, dos grandes amigos de Messi, pero con los que no iba a contar por mucho que este les quisiera defender y apostara por ellos en la plantilla. Fue el primer encontronazo, un inicio turbulento que fue a más cuando intentó hacer lo mismo con Pepe Costa, asistente del delantero, aunque en este caso no lo consiguió.

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Aunque después intentaron aparentar normalidad, e incluso Messi ha asegurado que “con Luis Enrique tuve una relación espectacular hasta el último día que él decidió irse” lo cierto es que no ha podido ocultar sus enfados, incluso el asturiano ha confirmado que “dos personas de carácter y con una fuerte presión encima también pueden cometer un error”.